Nadia Boulanger (1887-1979), “Mademoiselle”, como la llamaban, o la “Música personificada”, como decía de ella Paul Valéry, fue una auténtica maestra de maestros de la música del siglo XX, y aún hoy llega su influencia a los músicos que todavía viven en este siglo XXI.
Fue pianista, compositora y directora de orquesta, pero su labor principal, y extraordinaria, la desarrolló como pedagoga musical. Muy dura y estricta en su labor docente con la tarea de los ejercicios necesarios para la correcta formación musical, sabía, a la vez, hacer que aflorara la peculiar creatividad de sus alumnos[1].
Al leer el nombre de algunos de sus discípulos, compositores e intérpretes, es inevitable sentir por ella una profunda admiración: Gardiner, Menuhin, Piazzolla, Quincy Jones, Barenboim, Glass, Copland…
En el libro “Mademoiselle”. Conversaciones con Nadia Boulanger, Bruno Monsaingeon[2] va perfilando la personalidad y las ideas de la gran maestra a través de las conversaciones mantenidas con ella en los últimos años de su vida. Aquí se recogen algunas de sus palabras:
… un alumno que no tiene mucho oído, que no posee grandes conocimientos y que se toma la molestia de aprender, de desarrollar lo que sabe sin tener especiales dotes, puede terminar prestando un gran servicio a otro demostrándole que aprender el oficio es ya una conquista, un progreso, la realización de un anhelo interior. Ante el esfuerzo, es más fácil negar que intentar percibir. (pág. 48)
… la condición fundamental de cuanto se hace, no sólo en música, es que esté bajo el signo de la elección, del amor, de la pasión, de tal manera que se haga porque se considera que la maravillosa aventura de estar vivo depende por entero de la atmósfera que crea uno mismo con su entusiasmo, su convicción y su comprensión. Y sin una técnica trabajada no es posible expresar nada de lo que sentimos más intensamente. Ahí es donde interviene el profesor.” (pág. 62)
[1] Ver en este blog Piazzolla. El alumno valiente
[2] Bruno Monsaingeon, “Mademoiselle”. Conversaciones con Nadia Boulanger. Ed. Acantilado, 2018