Para quién escribir

autora ante el espejoCuando escribimos quienes no tenemos el oficio de la escritura solemos tener a menudo miles de dudas sobre el sentido de lo que hacemos. En el acto de escribir, además de trabajar con el lenguaje, con sus posibilidades, y con las nuestras, y con las elecciones que hacemos en cada momento de una palabra, de una frase, de un tono, hacemos otro esfuerzo tan importante o mayor que el anterior: salimos de nosotros mismos, nos vemos desde fuera y miramos y nos acercamos al otro.

Sin embargo, no nos parece suficiente y comenzamos a repetir con insistencia una pregunta con la que hacemos desaparecer la energía que nos ha acompañado mientras escribíamos: para quién escribir.

Esta es la razón de haber traído aquí estas palabras del escritor Antonio Muñoz Molina, al que respeto y admiro profundamente:

Muñoz MolinaA CIERTA SOMBRA

Lo que más importa de un escritor no es que invente algún que otro personaje memorable. Importa que se invente desde la nada y la soledad a unos cuantos lectores, a uno solo. Escribir es hablarle a alguien a quien no conocemos, es arrojar una piedra a la lisura de un lago, es adivinar y decir las palabras que alguien estaba a punto de pensar. El agua, la conciencia, era un espejo inmóvil, y de pronto esa palabra deseada convoca en ella un ritmo de ondulaciones concéntricas, remueve el limo del fondo, resucita una sensación que habría yacido para siempre en la sepultura cobarde del olvido. Escribir es atreverse a una persecución  y a un asedio y descender a esa parte escondida donde guarda el lector, el único lector, los secretos tesoros de la felicidad y de la culpa. El verdadero lector es una sombra que está esperando siempre para encarnarse y vivir en la mirada de quien escribe con el solo deseo de dibujar su rostro, de reconocerlo algún día.

[Antonio Muñoz Molina, Escrito en un instante, Calima Ediciones, 1997, pág. 61]

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